La inteligencia emocional y las conductas se pueden desarrollar

La inteligencia emocional y las conductas se pueden desarrollar

Todos hemos leído artículos sobre las ventajas de que los trabajadores de una empresa sostengan una actitud optimista, se sientan bien y desarrollen competencias como la empatía, el autocontrol o la asertividad.
Pero nos preguntamos: ¿Cómo lo aplico en mi empresa?
Las empresas necesitamos gente que no sólo esté preparada técnicamente para desarrollar las tareas diarias de la empresa, sino que al mismo tiempo sea adaptable, empática, resolutiva, etc.
Podemos encontrar cientos de informes, estudios y artículos que demuestran que el trabajador optimista rinde más y los empleados que trabajan felices tienen una mucha mayor vinculación a la empresa (Estudios de Universidad de Warwick, del IOpener Institute for People and Performance de Oxford, etc.)
Está comprobado que estos empleados tienen mejor salud, más productividad, dan mejor servicio al cliente, en definitiva, aportan más a la empresa.
Estos numerosos estudios demuestran cómo los empleados que poseen una inteligencia emocional pueden proporcionar un mayor rendimiento cuantificable.
Además una de las consecuencias de trabajar mejor, en un mejor entorno, es trabajar más, y en entornos competitivos, con empresas en crecimiento o trabajando por sostener cuotas de mercado, muchas veces es imprescindible ese pico de dedicación apasionada.
¿En qué consiste?
Es evidente que la inteligencia, las aptitudes técnicas y el pensamiento humano están íntimamente entrelazados con las emociones. Tanto es así que emociones como el miedo pueden estancar y bloquear al mejor de nuestros colaboradores, mientras que el optimismo puede hacer que una persona progrese de forma que ni nos imaginábamos.
El optimismo es una actitud con la que una persona es capaz de establecerse metas desafiantes y mantener la determinación de alcanzarlas; se refleja, por tanto, en conductas como la perseverancia, la vitalidad, la creatividad y una constante orientación al logro
Deseamos directivos, coordinadores, managers, jefes o líderes que desarrollen su humildad, inclusión, inspiración, innovación, asertividad, autoconocimiento, autocontrol y sinceridad.
Nos decantamos por empleados, trabajadores o colaboradores que desarrollen su adaptación, entusiasmo, compromiso con la empresa, cohesión, trabajo en equipo, empatía e inteligencia emocional (Entendida como una gestión activa de pensamientos y emociones que desarrolla lo mejor de nuestras capacidades y promueve una excelente interacción con los demás).
¿Pero cómo lo conseguimos?
Los empleados deben tener claro que todos son responsables de su trabajo, deben tomar la iniciativa y buscar soluciones. Pero, ¿Cómo conseguimos transmitirles estos valores? ¿Cómo podemos formarlos en todas estas habilidades, competencias o actitudes?
Muchas veces desde la empresa tomamos acciones unidireccionales y nos sentimos responsables de crear el entorno adecuado, esperando que los trabajadores hagan su parte. Pero en algunos casos llega un momento que la gente se acostumbra a tener todo tipo de parabienes (Flexibilidad horaria, beneficios sociales, etc.), y se logra el efecto contrario: ya no se aprecia porque ha pasado a ser «un derecho».
La buena noticia, es que la inteligencia emocional y las conductas se pueden desarrollar, entrenar y aprender, lo que significa que es posible modificar actitudes, mejorar habilidades e incorporar valores.
Existen sistemas de entrenamiento y formaciones especialmente diseñadas, como el Método FindingYou®, para trabajar sobre el autoconocimiento, de forma que transformado la manera en que pensamos se consigue cambiar los sentimientos, las emociones y también los comportamientos.
El método FindingYou® es un sistema formativo y de entrenamiento basado en el autoconocimiento y dirigido al desarrollo del autocontrol, la asertividad, la empatía, las habilidades sociales, la flexibilidad y el optimismo.
Al trabajar sobre habilidades sociales y con el tiempo, un líder que aplique FindingYou® desarrollará aptitudes para la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la capacidad para gestionar momentos de crisis y la comunicación eficaz y oportuna.
Al incrementar el optimismo aseguraremos el éxito de los proyectos, dado que al frente de ellos se encuentran personas que crean en la consecución de los objetivos.
Al mejorar su autocontrol, se mantiene la actitud positiva, se incrementará la comunicación y su frecuencia con el resto de los compañeros, y se abandonarán los pensamientos que causan estrés.